A lo
largo de la historia del cristianismo han surgido personajes y líderes por orden e iluminación
de Dios que realizaron una labor única en
favor del cristianismo y la humanidad es el caso del misionero inglés
Willian Carey que ejecuto una obra
singular y extraordinaria en la India en
tal sentido presento un extracto breve
de la labor de este peculiar ser humano.
William Carey
nació en Inglaterra Carey sirvió durante cuarenta años evangelizando, fundando
escuelas y traduciendo la Biblia a diferentes lenguas del país. Se le considera
como uno de los grandes del evangelismo y misiones modernas. Desarrolló un plan
de misiones y animó a muchos a integrarse a dicho trabajo.
Antes de
salir de Inglaterra fue pastor bautista. Dedicó mucho tiempo a la lectura y a
los idiomas. A los 21 años de edad ya dominaba el latín, el griego, el hebreo y
el italiano, e iniciaba con el danés y el francés.
Un día, en
un momento de quietud en su trabajo (vendiendo zapatos), escuchó el llamado de
Dios. Escuchó: “si el deber de todo hombre es escuchar el evangelio… entonces,
es el deber de aquellos a los que se les ha encomendado con el evangelio es
aspirar a llevarlo a todas las naciones” y él susurró: “Heme aquí, envíame a
mí”
n ese tiempo
no había agencias misioneras, ni siquiera interés en el tema de misiones. Sin
embargo, persistió en que “debíamos ir”. Leyendo y buscando, entendió la
necesidad de muchos de conocer de Cristo y la distancia y la hostilidad de la
India contra los misioneros no lo detuvo.
En 1793, él
y su familia (su esposa Dorothy y dos hijos en ese momento) fueron a la India.
Luego de un viaje de cinco meses en barco llegaron al país.
Su inicio no
fue fácil, comenzando por el viaje, mismo en el cual vivió una tormenta muy
fuerte, y luego enfermedades y hambrunas. Su ministerio no fue fácil. Sin
embargo, sabía que Dios le había llamado y fue persistente en la evangelización
en medio de la idolatría y de la indiferencia. Pasó años de trabajar sin ver
fruto (ni un convertido hindú en siete años), deudas, deterioro mental de su
esposa, muerte; solo por la gracia de Dios, Carey persistía en el llamado de
Cristo. Fue quien dijo la famosa frase: “Espera grandes cosas de Dios e intenta
grandes cosas para Dios”.
Entre las
cosas que vivió y enfrentó fue la división por castas. Esta división social tan
marcada le dolía en el corazón y la consideraba inútil ante los ojos de Dios.
Expresaba en sus cartas su dolor y su opinión al respecto.
Otra cosa
que le molestaba, y por la que se pronunció con fuerza, era la tradición de
quemar vivas a las viudas en el entierro del esposo. Conmovido por esto, le
imploró al Gobernador inglés que prohibiera esa horrible acción. Por alguna
razón, la costumbre no se canceló, sino hasta 1828, cuando William Bentinck fue
constituido Gobernador General. Uno de sus primeras acciones fue detener este
cruel acto. En diciembre de 1829 se firmó el edicto y Carey tuvo el privilegio
de traducirlo al bengalí.
La idolatría
en la India: en sus cartas hablaba de los muchos dioses y ritos que vio. En las
calles hacían altares grandes, con sus ídolos y llevaban sus ofrendas de comida
y flores, junto a música que él catalogaba como "horrible". Estos
ritos se prestaban para enriquecer más a los ricos (que eran los que "ponían
el altar") y los pobres eran los que llevaban las ofrendas.
Afirma que
abiertamente "les hablaba de lo malo de los ídolos, y de la insensatez de
adorarlos, de la verdadera naturaleza de Dios, y del camino de salvación por
Cristo". En una ocasión tuvo la oportunidad de ver a un hombre de la casta
alta muy interesado y persuadido. La multitud le gritaba a este hombre que
callara a Carey (porque por posición social debía hacerlo), pero no pudo. Se
quedó callado y perplejo.
Otro ritual
que presenció muchas veces, y del que hablaba en contra era el ritual de
arrojar a niños pequeños al río como sacrificio a los dioses.
Predicó por
muchos lugares de la India. Fue a zonas aisladas, llenas de animales salvajes.
Comentaba que a veces caminaba por kilómetros, y al llegar, debía hacer a un
lado el cansancio para compartir de Cristo. En medio de serpientes, a veces
tigres (a los que sí temía) y chacales, sus pies recorrieron muchos lugares y
por años, no vio ni un convertido.
1800 fue un
año de cambio para Carey. Un año de cosecha: se bautizó el primer convertido
hindú y se logró imprimir el Nuevo Testamento a bengalí. El primer ejemplar lo
pusieron en la mesa principal de la iglesia (donde se ponía la Santa Cena) y se
realizó un culto de acción de gracias por haber concluido esta obra.
Con el nuevo
testamento hecho, el siguiente paso sería enseñarle a la gente a leerlo y en
poco tiempo, él y el equipo misionero que había logrado establecer, tenían
aproximadamente cien escuelas en bengalí. Como misionero, demostró un gran amor
por la gente y perseverancia en la predicación del evangelio. Murió siendo muy
pobre, a pesar de grandes donaciones que recibió, pero no se las gastó para él.
Siempre invirtió esos dineros en la obra misionera.
Bibliografía
Consultada
Diccionario
Oxford de biografía nacional E Carey
- 1837
K O'DONNELL
- Londrina: Descoberta, 2004
EA Martens,
N Lumeya - icomb.org La Formación
Misionera a Través de la Educación Formal
G Smith -
1885 - J. Murray La vida de
William Carey
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